Una manera diferente de enseñar
Entender el comportamiento desde un enfoque ecológico, evolutivo, y del desarrollo
Existen tres niveles que interactúan y que debemos tomar en consideración al estudiar el comportamiento: el evolutivo, el del desarrollo y el ecológico. Sin entenderlo no entenderemos tampoco a nuestros perros, ni podremos trabajar respetando “lo que no se ve”, que en muchos casos será lo más importante.
El nivel evolutivo marca las posibilidades y límites del comportamiento del perro: su fisiología, su potencial cognitivo, sus tendencias innatas de comportamiento, incluyendo las emocionales y las sociales. Así sabemos que es un animal social, que tiende a establecer relaciones afectivas y ordenadas con otros individuos, o que es un cazador que ante la rápida carrera de una liebre es fácil que salga persiguiéndola. No tiene sentido que quienes amamos a los perros no los conozcamos mínimamente en este nivel para entenderlos quererlos y , por supuesto, entrenarlos mejor.
El nivel del desarrollo se refiere a cómo se concretarán las posibilidades evolutivas individualmente en cada perro: cómo y qué aprenderá, cómo evolucionarán sus emociones y cómo las gestionará. El avance de su potencial cognitivo, la plasticidad de sus conductas sociales se moldearán en este nivel, haciendo que cada perro sea un individuo único y diferenciado, fruto tanto de su herencia como de sus vivencias. Este nivel nos da las pautas, herramientas y posibilidades para construir y dirigir su comportamiento y aprendizaje de manera adecuada.
El nivel ecológico nos habla de los objetivos del perro: para qué aprende y genera comportamiento, es lo que motiva los otros dos niveles, que, en última instancia sirven a los objetivos adaptativos que marca la ecología del perro. Ese nivel nos debe aportar una perspectiva amplia sobre la utilidad y funcionalidad de nuestro trabajo como entrenadores. Es muy importante que demos a nuestros compañeros caninos objetivos correctos para que pueda desarrollarse, expresar toda su potencialidad como perro y con ello ser feliz.
El análisis del comportamiento tetradimensional (ACT): Un enfoque ECO-EVO-DEVO
Frecuentemente se ha reducido el trabajo de los entrenadores al conocimiento y aplicación de algunas de las normas de aprendizaje asociativo más comunes y sencillas, esto puede dar lugar a inconsistencias o desarrollos disfuncionales o anómalos de pautas específicas del perro, por lo que debe considerarse insuficiente si nuestro objetivo va más allá de la enseñanza de trucos o destrezas.
Si queremos que entrenar a nuestros perros les haga más competentes socialmente, más felices e integrados, es necesario un modelo amplio, con un enfoque necesariamente eco-evo-devo, pero útil a pie de calle para estudiar e intervenir sobre la conducta.
Nuestra propuesta para analizar eficazmente el comportamiento a nivel ecológico, evolutivo y del desarrollo es hacerlo asignándole a la conducta observable valores en cuatro dimensiones que nos permiten inferir lo que sucede en los tres niveles del comportamiento. Estas dimensiones son la física, la emocional, la cognitiva y la social.
Es importante señalar que una conducta concreta no será únicamente física, emocional, cognitiva o social, sino que cualquier conducta observable de nuestro perro tendrá unos determinados valores en cada una de las cuatro dimensiones.
Actualmente existen conocimientos consistentes sobre la relación entre conductas observables y parámetros evaluables en todas las dimensiones propuestas que tienen valores eco-evo-devo relevantes amplios y profundos.
Conocemos, por ejemplo, que existen relaciones sociales de amistad entre perros y personas o que los perros poseen determinadas habilidades cognitivas, como la capacidad de solucionar problemas o el aprendizaje social, es beneficioso aprovechar estos conocimientos para encuadrar las conductas, dándonos un marco prospectivo para estudiar el comportamiento, pudiendo prever cómo trabajar de la manera más eficaz.
Así sabemos que no será igual la manera de aprender de un perro cuando está con alguien querido para él y con quien tenga una vinculación saludable, una situación social que le aporta más seguridad para intentar cosas nuevas, que estar con un desconocido o con alguien con quien exista un exceso de apego, permitiéndonos diseñar trabajos óptimos para cada caso, consiguiendo no solo obtener una conducta de calidad, sino una reorientación saludable de la relación social del perro con su guía o propietario. Igualmente sabemos lo importante que es mantener el valor social de las relaciones entre el perro y nosotros durante el adiestramiento, así como el riesgo de que se objetualice su visión del trabajo si no usamos refuerzos sociales.
Además las cuatro dimensiones que proponemos encajan perfectamente con la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que afirma que esta es “un estado de bienestar completo en lo físico, lo psicológico (emoción y cognición) y lo social”. El modelo de Análisis del Comportamiento Tetradimensional aporta una estructura de estudio que nos permite conocer, evaluar y mejorar activamente la salud de nuestros perros entendida de esta manera amplia y holística. No tiene sentido usar modelos de análisis del comportamiento y de entrenamiento que no tengan valor como herramientas de mejora del bienestar integral de nuestros alumnos caninos, pues el cuidado de su salud es una de nuestras responsabilidades ineludibles e inmediatas.
La intervención tetradimensional del comportamiento (ITC)
El conocimiento y análisis del comportamiento es un requisito necesario para poder modificarlo de manera consistente, segura y saludable para el perro, que es finalmente el objetivo de adiestradores, educadores y especialistas en gestión y mejora de la conducta canina.
La Intervención Tetradimensional en el Comportamiento (ITC) es toda actuación que busca modificar de manera intencional y dirigida el comportamiento del perro tomando como referencia de inicio el Análisis Tetradimensional del Comportamiento (ACT) y usando como herramientas de progresión, evaluación y éxito tanto la evolución adecuada de los valores dimensionales de los comportamientos como las conductas observables que muestre finalmente el perro.
Tanto los procesos de entrenamiento, ya sea para el manejo y tenencia del perro, como para la práctica de cualquier especialidad de adiestramiento de utilidad o de competición deportiva, como los trabajos de modificación de conducta y el tratamiento de problemas sociales, emocionales o cognitivos pueden hacerse como Intervenciones Tetradimensionales en el Comportamiento (ITCs), siendo necesario, eso sí, protocolos de intervención específicos para cada una de estas diferentes áreas.
En las Intervenciones Tetradimensionales sobre el Comportamiento tenemos la posibilidad de planificar el entrenamiento no solo para conseguir o eliminar conductas concretas, sino para que el perro se plantee como objetivos valiosos los comportamientos adecuados y bajar el valor como objetivo de sus comportamientos inadecuados.